En plena búsqueda de identidad y de engaño, los recuerdos fueron esbozados e impulsados por manjares afectivos. Diluyó en partes iguales su integridad y sobriedad. Cayó bajo los efectos hipnóticos de la intensidad emocional con el lema de ''siento luego existo''. Su vida viró hacia la tragicomedia y le imposibilitó respirar una vida autentica.
Al demoler su cadena de prejuicios encontró un mundo nuevo que antes veía como lejano y utópico. Se sumergió en las profundidades de la popularidad, de las apariencias y del reconocimiento. Ahora el margen le impresionaba y sentía que ya no ocurría con ella... el caso del agua y el aceite.
Conoció todo tipo de príncipes ya sea agraciados y desgraciados, libertinos y sometedores pero ninguno conseguía quitar la angustia en su corazón . El éxtasis que le ocasionaba el haber superado su prejuicio la cegaba y así, amó a todos pero no amó a nadie y esa experiencia se duplicó mientras ''vivió''.
¡Pobre muchacha!, nunca logro darse cuenta que huía hacia los demás para no soportarse a ella misma...
No hay comentarios:
Publicar un comentario