Con mis propias manos recree paisajes soñados, aquellos que nunca existieron y jamás existirán.
Baile al ritmo de danzas que me resultaban ajenas y me compadecí ante los bailes autóctonos de mi propio pueblo.
Surgió la nausea. Murió la nausea.
Regrese sobre mis pasos y volví a encontrar utopías explosivas, enérgicas y movilizantes.
Llego la época de oro. Fui huésped de un municipio gótico con ornamentos coloridos pero absurdos. Se agotó el oro y recobró fuerza el cobre. Entonces fui expulsado.
Fui participe de una sequía interior al fertilizar mi propio suelo y con perseverancia comencé a creer en que lo incierto me conducía a una extraña certeza.
Y aquí estoy, conservando los frutos para obsequiar a quien esté dispuesto aceptar que soy nadie pero a la vez todos.
Baile al ritmo de danzas que me resultaban ajenas y me compadecí ante los bailes autóctonos de mi propio pueblo.
Surgió la nausea. Murió la nausea.
Regrese sobre mis pasos y volví a encontrar utopías explosivas, enérgicas y movilizantes.
Llego la época de oro. Fui huésped de un municipio gótico con ornamentos coloridos pero absurdos. Se agotó el oro y recobró fuerza el cobre. Entonces fui expulsado.
Fui participe de una sequía interior al fertilizar mi propio suelo y con perseverancia comencé a creer en que lo incierto me conducía a una extraña certeza.
Y aquí estoy, conservando los frutos para obsequiar a quien esté dispuesto aceptar que soy nadie pero a la vez todos.
buenisimo el final ... me encanto !!!
ResponderEliminar